miércoles, mayo 12, 2010

Adopción




Adoptar: otra forma de ser padres.(El libro de la autora americana Lois Ruskai Melina "Cómo educar al niño adoptado" Ed. Médici, 2001- tiene un amplio capítulo sobre "hablar de adopción" donde se plantean diversas situaciones, con recomendaciones concretas de qué decir, aunque al final tampoco dan la impresión de ser recetas mágicas: me da que cada uno tiene que elaborar su propio discurso.)Abrió el encuentro Lila Parrondo, dando una visión global sobre los problemas y situaciones que pueden surgir al hablar de adopción.En primer lugar, recalcó que nunca hay que menospreciar la historia previa que trae cada niño o niña cuando se les adopta: incluso en el caso de los que se han integrado con sólo unos meses a la familia, necesitan tener una explicación racional de toda su historia, de donde surgieron y por qué; cuando hay lagunas en la historia, se lo intentan explicar a través de la fantasía, construyéndose cada uno su mito sobre el origen.El pasado: hasta hace unos 15 ó 20 años, lo habitual era ocultar el origen al niño y a la sociedad (incluso, muchos profesionales lo recomendaban), llegando a simular embarazos o inventando historias rocambolescas para justificar el nacimiento en lugares o condiciones que resultarían extraños. Por supuesto, siempre se enteraba todo el mundo excepto el protagonista, que era el último.Motivos:- Para evitar hablar de esterilidad de los padres.- Por incomodidad de los padres ante la sociedad.- Por el “bien del niño”- Esto suele ser un eufemismo que esconde el miedo de los padres a que el niño se aleje de ellos al saber que no son los “verdaderos” padres. Este planteamiento revela inseguridad, incluso respecto a su propia condición de padres (no padres de segunda) de los adoptantes. Al final SIEMPRE se termina sabiendo por la peor vía para el adoptado: la revelación repentina. La revelación hace ver al adoptado que sus padres han estado mintiendo por avergonzarse de este tipo de familia, con lo que se cae la figura familiar y reacciona en contra. (Y pierde la confianza en la sinceridad general de los padres).En 1989 la Convención Internacional de los Derechos del Niño establece el derecho inalienable de todos a tener conocimiento de su origen. No está tan claro quien debe guardar la información y cuándo y cómo se le debe dar (cada país funciona de una forma, y parece que el nuestro no muy bien).Hoy en día, sobre todo en las áreas urbanas, la adopción no resulta una práctica extraña, aunque se la siga tratando casi como fenómeno circense en los programas de TV basura.POSTURAS ANTE LA ADOPCIÓN:- Hablar con naturalidad desde el principio.- No contar al principio: buscar el momento adecuado o dejar que el adoptado vaya descubriéndolo.- No contar nunca (Ocultar).POR QUÉ HAY QUE CONTARLO: - Todos necesitamos tener seguridad sobre nuestra identidad y nuestras raíces: a partir de quiénes somos y de dónde venimos construimos qué queremos ser.- Si no lo contamos y confiamos en la intuición, nos mostraremos incómodos ante sus preguntas, por lo que pensarán que los afectos corren peligro al preguntar y se sentirán inseguros: no preguntarán. De esta forma, pueden terminar inhibiendo su curiosidad y su capacidad de aprender (De problema familiar a problema escolar)CÓMO HABLAR.- El discurso depende de la capacidad de asimilación del niño y la familia, pero siempre hay que anticipar las preguntas, porque siempre el niño te pillará desprevenido.- LOS PADRES SON LOS QUE DEBEN INFORMAR AL NIÑO: hay que tener cuidado con que cosas se cuenta y a quién (por ejemplo, de la asignación), para que el niño no oiga comentarios reveladores por parte de terceros. - EL ENTORNO MÁS PRÓXIMO DEBE CONOCER CÓMO LO CONTAREMOS: los niños probablemente “cotejarán” la información que les damos con los tíos, abuelos...- ¿CUÁNDO?: desde el principio. A los niños pequeños, que aún no asimilan las ideas abstractas, se les quedará (y repetirán) lo que les hayamos contado, como un cuento. Luego lo irán entendiendo.- También les iremos fijando los recuerdos que puedan tener y el relato del encuentro: dónde estaban antes, los preparativos, el acontecimiento que supuso su llegada... (Fotos, recuerdos, álbumes, relatos...)SITUACIONES INDESEABLES (según las definía Lila Parrondo):- "El discurso de la crueldad": decir al niño de golpe que es adoptado equivale a decirle que no es como los demás, que es falsa la idea que tiene de sí mismo.- "La zancadilla" (la más peligrosa): esperar a que pregunte para soltarle la información, que es como informarle a traición. Los adoptados necesitan tener la información asimilada y digerida para cuando tengan que enfrentarla al mundo exterior con sus posibles incomprensiones o simplificaciones burdas.LA PALABRA TRAICIONA (y la actitud también):- Tus papás no podían cuidarte, tus verdaderos papás (aplicado el “verdaderos” tanto a los biológicos como a los adoptivos): este tipo de discursos se convierte, queramos o no, en una historia de buenos y malos, y se le transmite al niño que existió un conflicto entre niño y familia biológica (en su ejemplo del libro, Lila sugiere la posibilidad de no referirse a los biológicos como padres, sino un señor y una señora que como se querían mucho te hicieron y la señora te llevó en su tripita...) - Tener cuidado al introducir los problemas propios, como la esterilidad de los padres. También cuidarse de ocultarlo.- Cuidado con inventarse historias, como decir que los progenitores han muerto: al final las mentiras no se sostienen y los niños quieren saber (y tienen derecho).- Cuidado con relatar la adopción como hecho mágico (rezamos mucho y por eso te encontramos...) Esto estimula su fantasía y no podemos controlar la historia que se montará, que al crecer se le frustará.- Si esperamos que se den cuenta solos (cuando adviertan que no tienen ningún parecido, por ejemplo) estamos dejando a la parte más débil el peso del proceso de asimilación de la realidad: nosotros debemos guiarlos.- No debemos hablarles un solo día en plan serio ni atosigarles demasiado: sobre todo hay que buscar la naturalidad. Hay que saber que es probable que reaccionen negando su vida anterior a la adopción.LA INFORMACIÓN DEBE SER PROGRESIVA y debe abarcar lo siguiente:- Existieron los padres biológicos.- Contar los motivos de los padres adoptivos (incluso si tuvieron problemas para concebir).- Cómo y por qué se les dio en adopción.- DEBEN SABER QUE LA ADOPCIÓN ES UN HECHO IRREVERSIBLE, o sea, que nadie les va a dar nuevamente en adopción, ni por supuesto, ellos podrán elegir una familia más chula.Hay que observar atentamente cuál es su capacidad de asimilación y acompasar el grado de información a sus posibilidades: deben ir comprendiendo y asimilando lo que se les dice.POR EDADES (Al principio no entenderán qué es la noción de adopción)- Hasta los 5 años no entienden (repiten el cuento).- De 7 a 12 años ya entienden que puede haber distintas formas de familia y se interesan por ellas. Pueden preguntar por su familia biológica. Pueden comprender mal el hecho de la adopción y autoinculparse por no haber sido queridos, o incubar miedos a ser abandonados de nuevo.- A los 12-13 años entienden que es irreversible y que comporta también una transmisión legal de derechos y obligaciones. Al coincidir la etapa adolescente, con su convulsión en busca de la identidad, es una etapa difícil, donde surgen nuevas preguntas: ¿qué hubiera sido de mí si no me adoptan?, ¿por qué renunciaron a mí? ¿por qué no me cuidaron..? REACCIÓN DE LOS NIÑOS.Todos se construyen, como lo hacen también los no adoptados, fantasías que les ayuden a tener una visión completa de su propia identidad. - Pueden no querer saber.- Les cuesta preguntar, sacar el tema (por la dificultad que comporta una situación dolorosa). - Debemos buscar la naturalidad, tanto al integrar el tema en la conversación corriente, sin buscar momentos especiales ni discursos solemnes, como en la propia forma de expresarnos. Debemos sentirnos cómodos: CUIDADO CON LAS ACTITUDES TENSAS QUE PUEDEN REVELAR A LOS NIÑOS LO QUE DE PALABRA NO LES QUEREMOS TRANSMITIR: QUE EL TEMA NOS INCOMODA. - Los típicos desafíos adolescentes que intentan probar hasta donde aguantará nuestro vínculo con ellos y hasta donde pueden afirmar su independencia, pueden ser aún más agudos. Si nuestra respuesta es violenta, podemos entrar en una espiral que acabe mal. No hay que tener miedo a que en un momento de ofuscación te suelten el famoso “¿y por qué voy a hacer lo que me decís, si no sois mis verdaderos padres?” Hay que mantener la calma y razonarles con firmeza, pero con la mayor empatía posible, que están equivocados, que somos los verdaderos padres y no hay nada que hacer al respecto.- Hay que estar preparado para las crisis de amor-odio que se pueden producir en cualquier relación y tener armas para saber salir de ellas sin hundirse.HABLAR DE ADOPCIÓN CON LOS DEMÁS.Siempre hay que preservar la intimidad del niño: no hay por qué dar explicaciones a los desconocidos, ni siquiera hay por qué informar de los pormenores del pasado del niño a quien lo estimemos inoportuno. Pero hay que hablar con los profesionales que tendrán relación con él, para asegurarnos de que tendrán una actitud positiva:ESCUELA: los profesores, directores, etc., tenemos que ver que son conscientes de las peculiaridades de la adopción, y que acompañan en el proceso de adaptación. No deben ver la adopción como problema y mucho menos como justificación de todas las dificultades que encuentre el niño, pero tienen que acompañar en su adaptación al nuevo medio (tanto en el aspecto social, como de aprendizaje). No deben darle trato de favor, como si fueran un caso especial: hay que normalizarlos. Y cuidado con las actividades que tengan como centro la familia: pocas veces los docentes se acuerdan de que hay familias alternativas, y cada vez en mayor número.PEDIATRAS: hay que evaluar su complicidad con el proceso y asegurarse de que no tienen prejuicios con respecto a algún aspecto de la adopción. Al referirse a la historia médica del niño, CUIDADO al hablar con el pediatra, por si el niño no debe aún escuchar lo que vamos a decir (aunque pensemos que no lo entiende).A continuación, intervino Carolina Estrany, Presidenta de la Asociación de Ayuda al Adoptado, que, entre otras labores, acompañan a los adoptados en la búsqueda de sus orígenes. Carolina habló desde su experiencia, como presidenta de la asociación, pero también como adoptada (su historia, conmovedora, fue lo más intenso de la jornada: sus padres le ocultaron que era adoptada, pero en unas vacaciones se lo reveló un paisano de su pueblo. Todavía sus padres se lo negaron varias veces, hasta que una tía suya, teniendo más de 20 años, se lo confirmó. Finalmente se horrorizó al ver que todo el mundo, incluidos los de las tiendas donde compraban, lo sabía excepto ella. Según ella, el cariño hacia sus padres no mermó pero sí su seguridad y confianza en ellos).Resumiendo en titulares los temas que tocó:Por saber que es adoptado el niño no tiene sus problemas resueltos.- El deseo de conocer no se puede contener: se buscan los porqués, saber sobre el origen. No satisfacer este deseo puede poner en crisis la confianza en los padres, en uno mismo..., y puede ser causa de disfunciones: depresiones, anorexias...- En España se ponen trabas a la búsqueda de los orígenes de los adultos adoptados bajo el franquismo.- Hay que acompañar al adoptado en sus intentos por buscar sus orígenes, y no mirarle con desconfianza porque quiera conocer: según Carolina, NO SE BUSCA A LA MADRE, SE BUSCA EL PORQUÉ. (Muchos se quedan tranquilos con ver la foto de la madre y ya no quieren continuar el acercamiento)- Cuanto antes se hable, menos dramático es plantearse y responderse las preguntas. Hay que intentar que el adoptado se sienta a gusto hablando de sus sentimientos.- La posibilidad de encontrar cerca la información (como en la adopción nacional), crea mayor inquietud y necesidad de saber.- No se deben inventar historias.- No hay que obligar al niño a acercarse a su cultura de origen: hay que dejarle que el lo decida y, en ese caso, facilitárselo.- Si el origen es dramático y lo conocemos, no se lo podemos ocultar. Hay que ir esperando a que lo pueda asimilar y acompañarle en el duelo que le provocará la información, sin quitarle importancia a los sentimientos que le produzca y haciéndole ver que son normales, pero pasarán con el tiempo.- Según su experiencia, es preferible conocer tu historia por dura que sea que no saber nada. Si lo ignoras todo sobre tu origen, te montarás una película que te explique, sabiendo que es falsa.- (También gastó bastante tiempo en explicar los problemas de los que buscan sus datos de nacimiento, de los niños abandonados en los años cincuenta y sesenta, e incluso tuvo su apartado de echar sapos y culebras sobre la tele basura, los programas isabelgémicos donde buscan familias biológicas como indecente espectáculo de masas)Más temas que surgieron en el coloquio:- El niño no debe avergonzarse: tiene que saber que no es un ser excepcional, que debe acostumbrarse y convivir con el hecho de que su origen sea el que sea: lo que se tapa o se edulcora termina enfermando (también por parte de un tercero- sobre todo, otro niño- que pregunte: cuando no se le responde concretamente su curiosidad y su fantasía se verán excitadas).- Hay que intentar saber qué siente el niño por ser adoptado (que se pueda hablar libremente de adopción no quiere decir necesariamente que los niños lo vivan como un hecho normal).- Hay que preparar al niño, y a uno mismo, para defenderse de las opiniones cavernícolas, ya que no vamos a poder fabricarnos un entorno a nuestro gusto: no se puede cambiar la opinión ni la sensibilidad de todos los que nos rodean.- HAY QUE ERRADICAR LA IDEA DE QUE LA ADOPCIÓN ES UN ACTO CARITATIVO. El niño no puede sentirse como un desgraciado al que recogimos por pena y le salvamos de una vida ruin. (incluso tiene más de egoísta que de caritativo).

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